26 julio 2006

Y no será, digo yo...

¿Y no será, digo yo...
...que confundís ALIMENTACIÓN con
ALIMENTAJE?


... y van 15 posts.
Ilustración: Quino

24 julio 2006

Totti: "Ma ahoo, jelo devo dì?"


"Life is now" era la frase que Francesco Totti, calciatore della Roma, debía repetir una y otra en la campaña publicitaria de un conocido operador de telefonía móvil. Tras varios intentos parece que el anuncio pudo terminarse. Por internet, circula un vídeo que recoge los mejores momentos de la grabación y que permite comprobar hasta qué punto es romano Totti. Con esos gestos, ese acento, y esas muletillas del "romanesco" nadie diría que ha nacido fuera de la ciudad eterna. Y es que aunque el jugador se esfuerza por ceñirse al italiano estándar, sus raices afloran cuando se dirige al director entre toma y toma: "Ma ahoo, jelo devo dì?". Grande...

21 julio 2006

Pobre de mí, pobre de mí...


ya se han acabado las fiestas de San Fermín!

Diario de viaje: Desde Pamplona,

La madre de todas las fiestas
Desde hace más de 400 años la fiesta en honor a San Fermín se celebra en Pamplona el 7 de julio. La capital navarra comienza a teñirse de blanco y rojo un día antes, cuando los mozos recorren las calles del casco antiguo para tomar los últimos pinchos antes de que a las 12 del mediodía el tradicional txupinazo inaugure de manera oficial la semana grande en la plaza del Ayuntamiento. Los sanfermines comienzan pues de manera ruidosa. Tras el estallido del cohete, las miles de personas que se agolpan en el centro de la ciudad vitorean al santo y se descorchan cientos de botellas de champán que, entre otras cosas, sirven para aliviar el calor infernal que hace en la pequeña plaza. En unas horas, las calles aledañas son un hervidero de gente y las charangas se abren paso entre los jóvenes, que sólo se detienen para reponer fuerzas en los bares que encuentran por el camino.

El encierro
A las 8 de la mañana del día siguiente se corre el primer encierro. Esta peculiar tradición comenzó cuando surgió la necesidad de llevar a los toros desde los corrales del Gas, situados junto al río Arga, hasta el coso taurino de la ciudad, donde cada tarde se celebraba una corrida. Como no había camiones, los pastores conducían a los animales por las calles del centro y, con el tiempo, los más atrevidos se animaron a correr delante de ellos por aquello de experimentar emociones fuertes. El recorrido tiene algo más de 800 metros y la manada suele completarlo en dos o tres minutos. A eso de las cinco de la mañana, ya hay quien comienza a hacer cola a lo largo de las vallas que lo delimitan para ver la carrera, aunque uno de los momentos más emocionantes no se produce hasta poco antes de las 8. Minutos antes de que los morlacos abandonen el cercado, los mozos se encomiendan a una pequeña imagen del patrón adornada con los pañuelos de las peñas que está situada en una hornacina en la cuesta de Santo Domingo, y por tres veces cantan:

¡A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón,
nos guíe en el encierro dándonos su bendición!
Sábado 8 de júlio de 2006. 7:59 horas.
Surca el cielo el cohete que avisa a los mozos de que la manada ya corre por el empedrado. La expectación es máxima. Los astados de Dolores Aguirre pisan con fuerza pero no abandonan la formación liderada por los cabestros. El primero de los tramos es probablemente el más peligroso. Los toros están frescos y enseguida alcanzan a los mozos. Por otro lado, la cuesta de Santo Domingo es una calle cuesta arriba y los morlacos corren mejor sobre esta superficie, ya que sus patas delanteras son algo más cortas que las traseras. Aún así, el encierro comienza de manera limpia, la entrada en la plaza del Ayuntamiento se produce sin caídas graves y la camada y los bueyes se mantienen unidos.
La llegada a Mercaderes se convierte en el momento clave del encierro. La calle baja desde el consistorio hasta la entrada en la Estafeta. Es un tramo curvo de unos cien metros en el que los toros buscan el lado derecho del vallado, aunque no hay que descartar que acaben en el izquierdo barriendo a algún mozo de paso porque los patinazos a esa altura son habituales. La manada trazó el sábado por la mañana un giro milimétrico, pero el astado Carafeo, que encabezaba el grupo, topó contra las protecciones y quedó rezagado. Cuando se levantó estuvo a punto de reanudar la marcha en sentido contrario y los pastores tuvieron que emplearse para poder reconducirle. Lo habitual en estos casos es que el animal se sienta desprotegido sin el escudo de la manada y, en ocasiones, llegan a cornear a alguno de los mozos. Afortunadamente, el toro alcanzó en pocos segundos a sus compañeros y sólo al llegar al edificio de la Telefónica parecía querer volver sobre sus pasos. 3 minutos y 22 segundos después de abandonar el cercado los astados pisaban el albero. Fue un encierro rápido y limpio, y únicamente un joven de 24 años tuvo que ser atendido por una contusión leve.
El capotico de San Fermín
"No existe lógica que subyazca en los encierros. La tradición secular pamplonesa se rige por impulsos de sentimentalismo, fortuna e infortunio que se reparten como las cartas de una baraja", escribía Víctor Soto a la mañana siguiente en el diario EL PAIS. Verdaderamente, en ocasiones, es increíble que no se produzcan más cogidas durante los encierros. Hay quien piensa que eso se debe a la ayuda milagrosa del santo, que en las situaciones más comprometidas y peligrosas echa un capote a los mozos para que puedan salvar el pellejo. Quizás sólo sea un superstición popular, pero por si acaso, bendito seas San Fermín!
Fotografía: Los mozos se encomiendan al santo antes del encierro. / Borja Vega

10 julio 2006

Vince l'azzurra



En el Mundial de España 82, la selección italiana de fútbol se enfrentó en la final del torneo a Alemania. Cuando el marcador reflejaba el 1-0 a favor de los transalpinos, apareció Marco Tardelli para marcar el segundo gol de su equipo. Comenzó a correr para celebrarlo, los brazos en alto, los puños cerrados, parecía que nadie iba a poder pararle porque estaba exultante... rebosaba de alegría. Aunque todavía se marcaron dos goles más antes del pitido final, el ex jugador de la Juventus fue considerado el héroe de una final que sirvió para coronar a Italia. La televisión ha repetido la carrera de Tardelli cientos de veces a falta de un nuevo capítulo para la épica y las imágenes han quedado grabadas en la memoria colectiva del país. Ayer la azzurra se volvió a proclamar campeona del mundo después de más de veinte años. La hinchada tiene ahora nuevos ídolos.
Los de Lippi comenzaron el torneo practicando un juego poco vistoso y en el punto de mira de la prensa, ya que hay cuatro equipos del Calcio implicados en un escándalo de corrupción y podrían perder la categoría (Juventus, Milan, Lazio y Fiorentina). Uno de los ayudantes del entrenador de la nacional dijo hace unos días que la situación del fútbol en Italia "es tan desesperada que lo único que puede hacer la selección es ganar el Mundial". La previsión ha acabado por cumplirse. Los rivales de la selección han ido cayendo en la telaraña azzurra y Cannavaro ha sido esta vez el encargado de alzar el trofeo para decepción de aquellos que detestan el juego conservador de Italia.
Para los que, por un motivo u otro, sentimos cierta pasión por la nazionale es una alegría saber el trofeo viaja a estas horas hacia Roma. De todas maneras, no puedo dejar de reconocer que la victoria de ayer me dejó un regusto agridulce. No sólo porque Totti no le ha mostrado al mundo que es uno de los mejores jugadores que ha dado Europa, sino por tener que ver a Zidane triste y arrepentido el día de su despedida...

Fotografía: Luca Toni. /

02 julio 2006

Tradición y modernidad en Bhután


Bhután es un país situado en la cordillera del Himalaya, entre China y la Índia, desde el que sólo se ven montañas en el horizonte. Su población se ha defendido durante siglos de los colonizadores para que los valores tradicionales de su cultura se mantuvieran intactos y nada pusiera en peligro su identidad. Quizás por ese motivo, Occidente siempre ha sentido cierta fascinación por este reino aislado, al que la primera carretera no llegó hasta los años sesenta del pasado siglo. En cualquier caso, lo cierto es que la modernidad también ha comenzado a asomarse por aquellas tierras desde que en 1999 se legalizó la televisión e Internet, de manera que las costumbres más antiguas conviven ahora con la curiosidad de los jóvenes, que ya comienzan a vestir tejanos, a beber Coca Cola y a ver la MTV.
El cineasta vasco Jon Garaño ha recogido esta situación en la película documental The dragon house, que tiene como protagonista a Jigme, un bhutanés de 22 años que sueña con ser disckjockey y que se atreve a preparar una fiesta en la que, por primera vez en la historia del país, pincha música techno y house. Su contrapunto es Namgay, un joven monje, que hereda el saber de sus antepasados cuando se traslada a un monasterio de Thimbu, la capital, para cultivar su paz interior siguiendo los preceptos de la filosofía budista. La película, que ya pudo verse en el pasado Festival de Cine Asiático de Barcelona, se estrenó hace un par de semanas en cines de la ciudad condal, Girona, Madrid y Bilbao.

Fotografía: fotograma de la película The dragon house