07 mayo 2007

Ingenio romano


Con el Inter líder y a 18 puntos de la Roma, su inmediato perseguidor en la tabla, todo el pescado está vendido en el calcio a falta de tres jornadas para el final de la liga. La scuadra nerazzurra se llevará este año el scudeto, mientras que los romanos ocuparán finalmente la segunda posición que el año que viene les dará derecho a disputar la Champions League.

Así las cosas, la afición romanista debería estar contenta por los buenos resultados de su equipo, pero no lo está. Aún tiene clavada en el corazón la goleada (7-1) que le endosó el Manchester United hace un mes y que eliminó a los de Spaletti de Europa. Menos abultado, pero casi más doloroso fue el resultado del derby romano en la primera vuelta, que terminó 3-0 para la Lazio y dibujo una sonrisa en los labios de la afición rival. Por suerte, no hay mal que cien años dure ni tampoco revés que no pueda superarse con un poco de ingenio. Enric González, corresponsal de EL PAIS en Roma, relataba hace un par de semanas en la sección 'Historias del Calcio' del diario una anécdota que pocos conocen a propósito del funesto encuentro.

OCURRIÓ el 10 de diciembre, inmediatamente después del primer derby de la temporada. El entrenador de la Lazio, Delio Rossi, había prometido a sor Paola, una monja de gran autoridad entre los tifosi del equipo, que, en caso de victoria, se daría un chapuzón en la fuente de Gianicolo. Como hacía Anita Ekberg en la Fontana di Trevi durante aquella mítica escena de La dolce vita, de Federico Fellini. Muy discutido por aquel entonces, al entrenador no le importaba el frío. Quería demostrar a los suyos que estaba dispuesto a dejarse la salud por la bandera blanquiceleste.
Tras la victoria, Rossi cumplió su palabra. Jaleado por la hinchada laziale y rodeado de cámaras se zambulló en las aguas del Gianicolo. Una vez terminado el baño y envuelto en un albornoz, comentó a los periodistas que allí se habían congregado que el agua no estaba tan fría como esperaba. A la mañana siguiente, el diario El Romanista (cuyo nombre ya revela su tendencia) salió a la calle con el siguiente titular: A Delio Rossi, ci sei cascato! ¿En qué trampa había caído el pobre entrenador? El periódico lo explicaba con todo lujo de detalles. En cuanto el árbitro pitó el final del encuentro, unos 40 romanistas corrieron hacia el Gianicolo y descargaron su frustración sobre la fuente. Vaya, que orinaron en ella hasta decir basta. Al rato, llego Rossi y encontró el agua calentita. “La broma, cierta o falsa, dio la vuelta al ruedo en todos los medios informativos”, recuerda González, y “la leyenda del baño templado circulará mientras existan tifosi”.
En la fotografía: Delio Rossi