"Nueva York
es una ciudad
en perpetua adolescencia"
Foto de RBA: E.González
"Para disfrutar del oficio de periodista conviene ser joven y un poco inconsciente, como para enamorarse o firmar una hipoteca", escribe en su libro. Usted ya no es ni joven ni inconsciente... significa eso que ya no disfruta de su profesión?
No, la disfruto como se disfruta del sexo a mi edad, más bien por delegación. Sabes que existe y que es divertido y estás a favor de que se haga pero ya no es algo que te afecte directamente. Llevo 30 años en esto. Con el paso del tiempo te gana el desánimo, lo inutil de las cosas, ya no te acuerdas de las cosas que has escrito, pero sí de las cosas que no deberías recordar. Hace 12 años estuve como corresponsal en
Rwanda y todavía tengo pesadillas. A veces me despierto por las noches y todavía creo que estoy allí y eso te desgasta. Si te dedicas al periodismo, es mejor ser joven porque tienes otra actitud. El envejecimiento hace que el
cinismo sea inevitable. Eso si no optas por ser jefe, como hace la mayoría de periodistas de mi edad, que se meten en despachos, van a reuniones y se dedican a gestionar un diario, pero eso es administración no es
periodismo. Los periódicos los hacen el director y los que los escriben.
¿Qué debe hacer un buen corresponsal antes de aterrizar en su destino?
Yo creo que hago muchas cosas mal, pero tengo una virtud del buen
corresponsal. Estoy enamorado de
Roma, donde trabajo actualmente, y probablemente me quedaría allí para toda la vida. Pero si mañana me llama el director del diario y me ofrece una cosa en Tombuctú, inmediatamente me enamoro de Tombuctú. Pienso que tienes que enamorarte del lugar al que vas, tiene que ser como tu propio país. Sino no tiene sentido. Tienes que descubrir sus virtudes y todos los países las tienen.
¿Por qué decidió escribir Historias de Nueva York?
En el plazo de poco tiempo murieron tres
amigos y
compañeros de profesión con los que había convivido en Nueva York. Juan Carlos Gumucio, Julio Anguita Parrado y Ricardo Ortega. La muerte de Ricardo me pesó mucho, me enteré cuando ya estaba en Roma y me llamaron de la Cadena
SER para pedirme una valoración de su figura como periodista. Me cuesta ver NY sin pensar en él porque nos pasabamos la mayor parte del tiempo juntos. Mientras escribía el libro estaba convencido de que no iba a volver, pero cuando ya lo había enviado regresé y añadí unas líneas para contarlo. Decidí escribir el libro para incluirles a los tres, porque si hablas mucho de ellos parece que están menos muertos.
¿Describe Nueva York como una ciudad intensa en la que siempre es presente?
Así es. Es la única ciudad del mundo en la que no hay jubilados y los que todvía quedan es porque son demasiado pobres como para poder marcharse a otro sitio. La clase alta neoyorquina, cuando se retira se va a otro sitio.
NY es una ciudad en perpetua adolescencia, llena de hormonas y testosterona porque se renueva de continuo, tiene una intensidad que no tiene ninguna otra. Allí continuamente es presente y eso se debe, seguramente, a que su pasado, tanto el remoto como el próximo, nunca fue glorioso. Fue la ciudad traidora en la guerra civil, en los años 80 era una calamidad... También creo que esa juventud tiene que ver con la ausencia de tradición, que deberían encarnar las personas mayores que ya no están.
NY son los
recien llegados, los inmigrantes... pero no hay la memoria colectiva que es excesiva en BCN. Nueva York es "ahora", hace 10 años el actual NY no existía, porque la mitad de su población todavía no había llegado... El movimiento de población dentro fuera me parece que es del 25% cada 10 años, así que en un tiempo la población ha cambiado. No existe el "neoyorquino de toda la vida". Cuando llegas eres uno más, no como en
París, por ejemplo, que si no tienes un buen acento francés no terminas de integrarte.